La mesura en el pensamiento, la capacidad de la reflexión, el mallete y el cincel para expresar el pensamiento a través de una expresión formal. Es muy difícil crear el arte que nos dé una idea mínima de lo que pensamos y mucho menos de lo que sentimos. El gesto de hacerse un ovillo, agarrarse las sienes, cerrar los ojos, respirar profundamente, dejar pasar el tiempo sin tener en cuenta un reloj que siempre funcionará en contra nuestra.
El pensador transmitirá sus impulsos nerviosos de una neurona a otra, éstos se multiplicarán en brazos de cinco a cinco sin ningún límite establecido. De momento el cuerpo sigue en reposo, pero el movimiento está a punto de emprenderse. Es elección del individuo ir a un lado o al otro, siempre según su libre voluntad, siempre tras un tiempo de concentración, tras medir sus fuerzas y ver si puede seguir en su camino, si sus tiempos están bien marcados, si tendrá provisiones suficientes, si el bastón con el que irá servirá más para protegerle o para apoyarle...