"Un hombre en el mejor sentido de la palabra bueno", "Caminante no hay camino", "A un olmo seco", "Españolito ", "La saeta", "Cantares", "Guitarra del mesón" y "He andado muchos caminos" son poemas del Hermano Antonio Machado a los que puso música Juan Manuel Serrat, alimentando la banda sonora y la educación democrática de toda una generación, en la España de los 70.
Él fue el hombre que pensaba el sentimiento y sentía el pensamiento y que decía, desde su formación masónica: "Hay dos modos de conciencia: una es luz, y otra paciencia. Una estriba en alumbrar un poquito al hondo mar; otra en hacer penitencia con caña o red, y esperar".
Y es que el autor de "Campos de Castilla" fue por encima de todo un espíritu libre, un verso suelto, un librepensador forjado en los valores de la Institución Libre de Enseñanza. El alter ego de Machado, el maestro masón Juan de Mairena, dijo que "el poeta es un pescador, no de peces, sino de pescados vivos; entendámonos: de peces que puedan vivir después de pescados". Nunca volvió de su exilio y tan sólo le tenemos enterrado en Collioure
Bien, una salvedad, ahora un grupo de masones sevillanos nos han traído a Andalucía un trocito de Machado, de la mano del Gran Oriente de Francia (G.·.O.·.D.·.F.·.), con una sonrisa y con un espíritu claro, limpio y de aquellos versos que se le encontraron en sus bolsillos en su último poema: "Estos días azules, este sol de la infancia".
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