viernes, 26 de julio de 2013

OCHENTA ESTRELLAS EN EL CIELO

Ochenta personas han pasado al Oriente Eterno de un solo golpe fatal. Ochenta personas han hecho un firmamento de estrellas, como esas que señalamos a nuestros hijos para explicarles con dulzura que una de las estrellas que ves esta noche es el abuelo, para que empiecen a hacerse a la idea de la desaparición de un ser querido, para que sepan que el abuelo no estará más con ellos, que no iremos más el domingo a verle, que como mucho encontraremos a la abuela con la cara más blanca de lo habitual. “Papá, papá, ¿y por qué se viste ahora de negro la abuela?”. Para que esos niños asimilen el concepto de la muerte, detrás de la cual considero modestamente que no encontraré nada, pero cuya cita es ineludible, se explican esos mitos y leyendas. Yo gimo por ese tren que ha decidido ser tren de las estrellas. Gimo pero espero. Y Mayte Martín creo que también. “No pensar nunca en la muerte y dejar irse las tardes mirando como atardece, con toda la mar de frente, y no estar triste por nada mientras el sol se arrepiente, y morirme de repente el día menos pensado y el temer que pienso siempre”.