“La convivencia pacífica entre las diferentes religiones se ve beneficiada por la laicidad del Estado, que, sin asumir como propia ninguna posición confesional, respeta y valora la presencia del factor religioso en la sociedad”. Claro y cristalino. Así volvió a sorprender el papa Francisco en su visita a Brasil. Los masones estamos muy atentos a la laicidad y si el obispo de Roma dice estar a favor, la libertad absoluta de conciencia de la que tantas y tantas veces hablamos gana muchos enteros. Desde mi punto de vista, acojo esta frase con alegría pero al mismo tiempo con desconfianza hacia la curia vaticana contra la cual, antes o después, el pontífice deberá enfrentarse para llevar adelante sus iniciativas. Las intrigas casi políticas que se viven en la Santa Sede dejan en ridículos los enfrentamientos internos de cualquier partido político o las luchas entre gobierno y oposición. Por otra parte, quisiera dejar claro el concepto de laicidad, al menos según lo que pienso: es la separación total entre Estado y Religión que fomenta la libertad de pensamiento y la democracia. Eso en España quedaría plasmado por la no subvención a cualquier culto o la supresión de la religión de nuestras aulas, por ejemplo.
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