lunes, 21 de abril de 2014

PLATJA DEL TRABUCADOR, PLATJA DEL SILENCI

A un lado el río, al otro el mar, en medio una lengua de arena, y para mí la libertad. La libertad de estar en el silencio, de ir al Delta del Ebro y estar con uno mismo, pensando que no hay más mundo que ése. Desnudarte y pasar del azul fluvial a las olas del mar. Y tumbarte sin toalla porque no hace falta ni eso. Tan sólo un poco de crema quizá por cuestiones de salud, pero prácticamente nada más. El placer de saber que éste es tu momento sin saber si se repetirá o no. Porque estás lejos de todo... Porque ahí piensas en el hoy y en el mañana. En tu equilibrio personal.

¡Que pongan una logia allí! Aunque no sé si tendrán tiempo, porque desconozco si con tantos trasvases para regadíos los incondicionales perderemos ese delta imprescindible, esa playa única, ese secreto que le acabo de revelar a todo el mundo, tonto de mí. Que no nos quiten la "Platja del Trabucador". Porque nadie tiene el patrimonio de los cuatro elementos, el agua, el fuego, el aire y la tierra. Porque el agua es para todos, sin que tenga que desplazarme a otra playa, que sea un montón de arena con niños histéricos, pelotas que vuelan, pieles lechosas, filtros solares con olor a pintura y donde desnudarse sea pura utopía. Amo al delta.

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