sábado, 14 de junio de 2014

EL MIEDO Y SUS INTERPRETACIONES

Cuando era niño había anuncios en la televisión que me daban mucho miedo, que jugaban con caminos oscuros que parecían no concluir jamás o caer en precipicios desconocidos. Veía como empezaba el anuncio y enseguida apagaba la tele porque no quería ver el final. Desde pequeños, siempre hemos tenido terrores nocturnos. Incluso hemos soñado desde nuestros primeros días de vida con sensaciones, colores y formas especiales. La diferencia entre el sueño de un bebé es que mientras es pequeño no habla, y más adelante sí. Esos terrores, nos resultarían incomprensibles pero entonces tenían la misma verdad que nuestros sueños actuales.

Mucha de la filmografía que hay ahora apela a esos terrores nocturnos, a las historias fantásticas y a la oscuridad que uno encontraba al torcer el pasillo a izquierda o derecha, donde podías encontrarte con personajes creados expresamente para remover a los monstruos que te asustaban hace años en aquellas pesadillas que hoy, incluso, recuerdo vivamente por momentos difíciles que pasaba. En mi caso por ejemplo soñaba con dragones que iban a por mí y que eran "eliminados" al abrir los ojos de una forma consciente. Y otra pesadilla que recuerdo era la de un inexorable péndulo de Foucault que estrangulaba a un ser fantasmagórico conforme daba vueltas. Esa especie de trozo de carne que agonizaba gota a gota me dijo: "¿Acaso no conoces al estrangulador de Greenwich?".

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