lunes, 3 de junio de 2013

LA FRATERNIDAD MASÓNICA Y SU PUESTA EN PRÀCTICA

La raíz del término “fraternidad” es “frater”. De ahí viene el francés “frère”, el italiano “fratello” y el castellano “hermano”, donde la h muda se come a la f. Por eso, una pelea a muerte entre hermanos es un lucha “fratricida” y cuando reinvidicamos la “hermandad” también podemos hablar de “fraternidad”.

Desde que me inicié como masón, entre los hermanos (HH.•.) con los que más afinidad tienes hay un creciente interés por ver cómo les va, si han encontrado trabajo, si necesitan ayuda, etc. Por eso cuando nos dirigimos formalmente dentro del templo a nuestros semejantes, independientemente del grado que tengan, decimos “Venerables Maestros y Queridos Hermanos en Vuestros Grados y Cualidades” (“VV.•. MM.•. y QQ.•.HH.•. en Vuestros Grados y Cualidades”).

En el entorno familiar, el hermano o la hermana es aquel del que conoces su fidelidad más absoluta, el que no te va a fallar jamás, hayas hecho lo que hayas hecho. Salvo muy contadas ocasiones o motivos de fuerza mayor, el hermano y la hermana no te traicionan. Y tienes la seguridad de saberlo.

En la Masonería pasa lo mismo. Sin embargo, siempre hay HH.•. a los que se les llena la boca de Fraternidad, y que luego no predican con el ejemplo. Son HH.•. que para defender sus intereses personales no tienen ningún problema en pisarle la cabeza a otros HH.•. Debo aclarar aquí una cosa: en nuestras reuniones (llamadas Tenidas), sea en el marco de nuestra propia Logia e incluso entre varias Logias juntas, evidentemente puedes criticar a tu H.•. pero sin nombrarlo directamente porque así el diálogo es mucho más edificante y sirve para todos los HH.•.

Sin embargo, si nombras a esos HH.•. para defender egoístamente tus intereses, te conviertes en un miserable. Pese a ello, por nuestros usos y costumbres, a los ruines, a los que nos quieren hundir, les seguiré llamando QQ.•.HH.•. y les ayudaré en lo que quieran. Por la Fraternidad.

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