martes, 18 de junio de 2013

LA NECESIDAD DE LA PACIENCIA

El stress es uno de los males de esta sociedad que no sólo no da de comer y no remunera con justicia, sino que no da espacios de descanso del esclavizante trabajo. Nos metemos en un círculo vicioso donde el nivel de exigencia es cada vez más alto y el consumismo no creativo y no edificante cubre los espacios de ocio, que podríamos crear autónomamente con nuestra gente o simplemente a través de la reflexión en solitario con un paseo junto al mar y un libro bajo el brazo. Sin pensar, por favor, en el stress. La máxima bendición ante el miedo al lunes es la paciencia.

Kant dijo que “la paciencia es la fortaleza del débil y la impaciencia la debilidad del fuerte”. Hasta el descubridor de la gravedad, Isaac Newton, mostraba su convicción de lo que le había aportado sus grandes hallazgos: “Si he hecho descubrimientos invaluables ha sido más por tener paciencia que cualquier otro talento”. Más frases excelentes: “No hay más que un modo de dar una vez en el clavo, y es dar ciento en la herradura”, Miguel de Unamuno. “Ten paciencia con todas las cosas, pero sobre todo contigo mismo”, San Francisco de Sales.

Cuando era aprendiz era un perfecto impaciente y poco a poco asimilé que la vida, tanto masónica como profana, se saborea más y mejor dándole tiempo al tiempo. El templo y el ritual masónico, sea el que sea, tienen una disposición que para nada son gratuitas. La simple entrada al templo, la música utilizada, la disposición de los símbolos, la explicación tenida a tenida de por qué esos símbolos están distribuidos de esa manera y muchos otros protocolos hacen que esa paciencia se meta dentro de ti hasta que el lunes puedas poco a poco desarrollarla hacia fuera.

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