lunes, 16 de diciembre de 2013

LA SOLEDAD ENTRE LA MULTITUD

Los compromisos sociales obligan al masón a quitarse el mandil fuera del templo y a disimular su pensamiento real entre el rebaño con sonrisas falsas y esa paciencia que nos gusta cultivar en logia. Es lo que me pasa en mi caso particular con algunas "tradiciones" relacionadas con el sosticio de invierno, más de acuerdo con el consumismo capitalista que con el amor a nuestros amigos y nuestras familias, ese amor que surge por una inteligencia emocional, no robótica.

Es obligatorio comprar regalos, es como una compra de un amor que al final se me antoja de cartón-piedra. El amor de verdad sólo se muestra a mi modo de ver con el día a día y con el detalle espontaneo que no necesita fecha. Cuando me encuentro en medio de la multitud me siento solo. Porque sé que me libertad está manejada por un arrastre robótico de película de Fritz Lang hacia algo sin sentido. Voy a gestionar estas fechas como pueda y, si os parece, volveré tras la consagración final de este río de regalos en nombre de tres magos que no han existido jamás.

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