domingo, 26 de enero de 2014

LOS MAESTROS TAMBIÉN SOMOS APRENDICES

Nosotros los masones, tenemos tres grados para ir progresando, el del Aprendiz, el de Compañero y el de Maestro. Los masones, entre nosotros, nos visitamos entre las logias amigas y también entre las que queremos conocer. Eso nos pasa por afinidad con algunos hermanos o para progresar. Es el caso de uno de los templos a los que fuí recientemente. Al tomar la palabra, en uno de los puntos del orden del día, al margen de dar los saludos de rigor que se me hacían algo repetitivos, me referí a las graves dificultades que está viviendo la mujer en la sociedad actual y en los retrocesos que puede experimentar tras décadas de lucha.

Pues bien, cuando nos fuimos a cenar una de las mujeres maestras, tan maestra como yo, me espetó discretamente que ese punto del orden del día no era la vía adecuada para manifestar eso. Por lo tanto, yo, como maestro una vez más fuí aprendiz porque fuí corregido. Y me gusta. Porque en masonería, como en la vida, siempre hay imperfecciones que debes rectificar. De hecho, el lema clave del Aprendiz habla de "rectificar"... y así lo haré.

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